El domingo 17 de noviembre, celebramos con gozo el paso de fe y obediencia que han dado estos hermanos al bautizarse, cumpliendo con el mandamiento del Señor. En Marcos 16:16, Jesús nos recuerda esta poderosa promesa: «El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.»
Este acto no solo representa la obediencia a su palabra, sino también la manifestación pública de su fe y entrega a Cristo. Así como Él prometió salvación a quienes le siguen, también sabemos que este es el inicio de una vida llena de su gracia, propósito y bendiciones. Que este paso sea el comienzo de una vida de comunión más profunda con Dios y que siempre recuerden que han sido llamados a ser luz en el mundo. ¡Damos gloria a Dios por este momento tan especial!
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